24/3/11

Un árbol con pinta de leñador

Un árbol calvo, le crece en la copa un pelo tieso medio de hombre, no hay esperanza de que le salgan ramas. De tal modo se ha adueñando de él una forma humana que casi tiene pinta de leñador, y con su cara de espantapájaros que se ríe de sí mismo hasta podríamos pedirle que cazara pájaros.

Le resultará difícil después de bailar al viento levantar las puntas y girar alborozado. Está medio cojo y tiene un aire rústico, como es de rigor en un árbol con pinta de leñador, y ha de soportar un montón de dolor para tenerse en pie.

Le crecerán cabezas en lugar de manos y una obligación desconocida le sacará el ceño. Sus raíces tirarán hacia las alturas y se volverá un gorrón, pero esta vez sabrá lo que es el dolor de cabeza y aprenderá a vivir contra su voluntad y boca abajo, contra su voluntad y con el viento en contra.

La tormenta lo hendirá y no dejará de hablar a su cresta para que no se duerma. Será madera para el rayo y comprenderá que tal es su segunda naturaleza.

Claro que no podremos imaginarnos los finales destartalados que le aguardan a un árbol calvo, pero le costará mantener el equilibrio, todo movimiento en este mundo será forzado y conllevará dolor. Comparado con un árbol, ahora es un demonio. No tendrá más vecino que un hoyo abandonado, pero a cambio aprenderá a jugar consigo mismo. Podrá odiar o temer sin ayuda de nadie. Le basta con contemplar la pinta de leñador que tiene y su planta de cojo. Ha entrado por error, y contra natura, en la condición humana.

Traducción de Luz Gómez García

8/3/11

Las esculturas de Scheib

Las criaturas de madera de Scheib no hablarán en el vientre del gran estudio como Pinocho en el de la ballena, nadie las vomitará como a él de las tinieblas del piso treinta a la calle. No se repetirá el toque que acarició a Pinocho como una pluma, los maderos de Scheib no sanarán de los golpetazos que los acallaron para siempre, ni de su deseo reprimido de contestar al agresor.

El escultor sufrirá la misma maldición, y algo en su alma y en su ojo se acorchará.

Una violencia que supera al arte, que deja deformidades semihumanas. De una crueldad excesiva contra las cosas nace una fealdad semejante a la naturaleza humana. Hay algo doloroso o canalla en las criaturas de Scheib, o es el dolor mismo en otra lengua.

Han de emprender viaje si quieren salir de las fauces del estudio. Han de chocar con las piedras y el agua y exponerse a una inmensa bufonada y a bobadas de todos los colores, han de romper muchos muros antes de llegar y partirse la nariz en los muros.

Scheib salió en coche de Berlín Este hacia el Oeste, y ellas tuvieron que trepar y destrozarse en el muro.

Traducción de Luz Gómez García